Las confirmaciones de ponentes se podrán ir viendo en el apartado de noticias y a través del boletín electrónico de la conferencia.
A continuación, se detallan los contenidos generales de cada itinerario.
Una ciudad democrática es una ciudad que apuesta por mejorar los canales de participación en las tres dimensiones del sistema democrático: representativa, directa y deliberativa.
La democracia directa es aquella dimensión del sistema político que permite la participación directa de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas institucionales mediante el voto libre, universal y secreto. Algunos ejemplos son el referéndum, las consultas ciudadanas vinculantes, la revocación de mandatos o los plebiscitos.
Esta dimensión directa es imprescindible en un sistema democrático. Una ciudad democrática tiene que poder disponer de estos canales de participación y decisión de la ciudadanía. Sin este tipo de expresión de la voluntad política de la ciudadanía, el sistema democrático quedaría incompleto.
En este itinerario se hablará de temas como los siguientes:
En numerosas ocasiones los canales de participación se activan, principalmente, por la iniciativa institucional de los gobiernos locales. Pero con esto no es suficiente. La iniciativa ciudadana es el otro motor necesario para compensar la posible carencia de interés o dejadez de las instituciones respecto a algunas materias concretas. Además, permite equilibrar el ejercicio del poder y hacer evidente que la ciudadanía tiene capacidad para promover actuaciones públicas e incidir en la agenda política.
Entendemos la iniciativa ciudadana como aquella energía que puede promover procesos de incidencia política. En este sentido, se trata no solo de la recogida de firmas para presentar propuestas a las instituciones públicas a través de procesos formales. Incluye la capacidad de organización ciudadana en torno a comunidades de referencia para promover cambios políticos sobre temas concretos, la participación en la gobernanza y la gestión de los bienes públicos por parte de la ciudadanía y puede llegar incluso a un cambio de modelo de relación entre la ciudadanía y las instituciones formales.
Para que la iniciativa ciudadana sea una herramienta que afecte positivamente la democracia local resulta fundamental que haya una ciudadanía activa y una sociedad civil vibrante, por lo que el fortalecimiento comunitario es una pieza clave de la actuación desde las instituciones públicas. A su vez, a través de la iniciativa ciudadana, es posible no solamente tener una agenda política más plural y completa, sino que, según su diseño, es posible que contribuya a un fortalecimiento ciudadano y comunitario y a un debate político constante. La relación entre iniciativa ciudadana y fortalecimiento comunitario es, entonces, de tipo circular.
Además, en todo el mundo ha habido prácticas protagonizadas por comunidades activas, que han llegado a producir modelos alternativos de gobernanza alrededor de la idea de bienes comunes o commons. Estas prácticas comunitarias ejercen de manera cotidiana el cuidado de recursos según lógicas de cooperación no-mercantil en ámbitos como el espacio público, los equipamientos culturales, la vivienda, la movilidad, la alimentación, el ocio o el consumo, entre otros. En estos casos las instituciones públicas y la ciudadanía colaboran en la decisión sobre el uso y la propia gestión de los recursos.
Es por eso que la iniciativa ciudadana no se agota en su vertiente de motor de la agenda política, sino que también puede tener un rol importante en la construcción y mejora de la comunidad e incluso redefinir la relación entre la ciudadanía y las instituciones públicas.
En este itinerario se hablará de temas como los siguientes:
La búsqueda de la inclusión en la participación política es la superación constante del statu quo que limita o dificulta la participación de personas que, por sus características o situación, tienen más obstáculos para hacerlo. La rebelión contra este statu quo obliga a los gobiernos locales a ser proactivos en la búsqueda de los canales más adecuados para favorecer la participación de todos.
Una democracia local de calidad no se construye con canales de participación homogéneos como si toda la población respondiera al mismo perfil y la misma tipología. Hacen falta herramientas adecuadas a la naturaleza, diversidad y pluralidad que conviven en nuestros pueblos y ciudades. Cualquier herramienta aporta beneficios, pero también tiene sus limitaciones: favorece más a unos grupos que a otros, produce decisiones políticas de mejor o peor calidad, incentiva más o menos a la gente a participar, etc.
Es por esta razón que resulta indispensable pensar la democracia local como ecosistema en el cual conviven e interactúan diferentes tipos de mecanismos y herramientas. Tres tareas aparecen, pues, como prioritarias. La primera es sumar nuevos mecanismos de participación según las necesidades y el contexto. La segunda es pensar cada herramienta de democracia local en interacción con las demás. La tercera es regular jurídicamente estos mecanismos e interacciones, incluyendo no solo el diseño de las herramientas en particular, sino también procedimientos de control y mecanismos de evaluación.
En este itinerario se hablará de temas como los siguientes: