Héctor Hernández Javier y Luis F. Fernández Diciembre 2013
En la historia reciente de la Ciudad de México, los mecanismos formales de democracia directa han resultado inoperantes en algunos casos y limitados en otros. Sólo basta observar las escasas experiencias en el uso del plebiscito, la inexistencia de solicitudes de referéndum, la ausencia de iniciativas populares y las bajas tasas de participación en los presupuestos participativos para darse cuenta que en el DF la ciudadanía no utiliza los instrumentos de participación directa que tiene a la mano.
Aún si múltiples factores determinan la participación ciudadana a través de mecanismos de democracia directa, se propone que la variable fundamental es el diseño institucional. Se expone por qué en el caso de la Ciudad de México su diseño desalienta a los potenciales participantes, y en muchos casos evita que las preferencias expresadas tengan consecuencias relevantes sobre las acciones de las autoridades locales y las políticas públicas.
Para profundizar y mejorar la democracia directa en la Ciudad de México se propone el rediseño de los instrumentos para hacerlos vinculantes, así como la modificación a las reglas sobre quién accede a estos mecanismos de forma que puedan ser utilizados como un contrapeso a las decisiones que toman las autoridades locales.